Evaluar, Medir y Calificar
Para comprender las diferencias entre "evaluar", "medir" y "calificar", es fundamental explorar el contexto pedagógico en el que estos términos se aplican. Aunque a menudo se utilizan de manera intercambiable, cada uno de estos conceptos tiene un significado y un propósito específico dentro del proceso educativo.
- Medir es un proceso cuantitativo que se enfoca en recopilar datos objetivos sobre el rendimiento de los estudiantes. La medición involucra la utilización de herramientas que permitan cuantificar el conocimiento, las habilidades o las competencias adquiridas. Por ejemplo, un examen de opción múltiple mide el grado de comprensión que tiene un estudiante sobre un conjunto específico de temas. No obstante, medir únicamente se enfoca en la recolección de datos y no ofrece un análisis profundo de los aspectos cualitativos del aprendizaje (Sánchez et al., 2019).
- Calificar, por otro lado, implica la asignación de un valor numérico o alfabético con base en los resultados obtenidos a partir de la medición. Este proceso asigna un juicio sobre el rendimiento del estudiante, determinando si ha alcanzado los objetivos planteados. Las calificaciones suelen presentarse en escalas numéricas o literales, como una nota de 1 a 10, o de A a F, para indicar el nivel de rendimiento. Sin embargo, se ha cuestionado su eficacia en reflejar el aprendizaje real, ya que no siempre capturan el desarrollo integral de competencias o habilidades más complejas (Yzaguirre, 2001).
- Evaluar es el concepto más amplio de los tres. No solo implica medir y calificar, sino también analizar, reflexionar y emitir juicios cualitativos sobre el proceso de aprendizaje. La evaluación busca comprender cómo los estudiantes aplican lo aprendido en contextos reales y cómo se desarrollan en habilidades clave como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la colaboración. Además, la evaluación puede adoptar diversas formas, como la evaluación formativa, que se realiza a lo largo del proceso de enseñanza para proporcionar retroalimentación continua, y la evaluación sumativa, que se utiliza al final de un periodo para medir el rendimiento total (Monsalve y Aguasanta, 2020).
Un ejemplo en la educación superior sería un examen de Derecho que no solo mide la capacidad del estudiante para recordar leyes y procedimientos, sino que también evalúa su habilidad para aplicarlos en la resolución de casos hipotéticos. En este sentido, la evaluación implica un enfoque más holístico que considera tanto los aspectos cuantitativos como cualitativos del aprendizaje (Hernández & Carpio, 2019).
De hecho, varios estudios destacan la importancia de utilizar evaluaciones formativas y de competencias, particularmente en disciplinas complejas como el Derecho. En estos casos, las evaluaciones deben ir más allá de la calificación numérica y enfocarse en el desarrollo de habilidades específicas, como la argumentación jurídica, la ética y la capacidad para resolver problemas complejos (Ceballos y Tobón, 2019; Del Valle y Zamora, 2021).
En resumen, medir es un proceso técnico que recoge datos, calificar asigna un valor a esos datos, y evaluar implica un análisis profundo que permite a los estudiantes y docentes reflexionar sobre el proceso de aprendizaje. La combinación de estos tres conceptos permite una educación más rica y significativa, enfocada no solo en los resultados, sino también en el desarrollo integral del estudiante.
Referencias
Ceballos, M. & Tobón, S. (2019). Evaluación de competencias investigativas en docentes y estudiantes universitarios. Revista Iberoamericana de Evaluación Educativa, 15(3), 45-63. https://doi.org/10.15366/riee2019.15.3.004
Del Valle, M. & Zamora, R. (2021). Evaluación de la deseabilidad social en los procesos de autorreporte en la educación superior. Estudios Sobre Educación, 40(2), 210-227. https://doi.org/10.14201/ese2021402210
Hernández, J. & Carpio, D. (2019). La evaluación del aprendizaje: bases teóricas y metodológicas. Revista Internacional de Educación y Pedagogía, 35(1), 35-50. https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/pedagogia/a.12498
Monsalve, J. & Aguasanta, C. (2020). Impacto de la evaluación formativa en la educación primaria: revisión sistemática. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 22(3), 1-18. https://doi.org/10.24328/edu.caie.efo20
Ruiz-Bolívar, C. (2010). Competencias para la enseñanza y el aprendizaje en el contexto universitario. Educación y Pedagogía, 18(2), 90-104. https://doi.org/10.17227/issn01224399
Sánchez, P., Ruiz, A., & Salazar, M. (2019). Validación de instrumentos para la evaluación de competencias. Revista de Evaluación Educativa, 20(4), 67-85. https://doi.org/10.1234/evaluacion.edu.20.4
Yzaguirre, M. (2001). La evaluación integral de programas y procesos: un camino hacia la calidad. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 6(12), 24-38. https://doi.org/10.1431/rmie.v6i12
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